La discapacidad siempre ha estado muy presente en el arte:
Vamos a hablar de algunos artistas cuya discapacidad fue un MOTOR, para hacer algo distinto, romper algún molde.
No estoy hablando de hacer algo heroico, un acto estilo Superman. No. Estoy hablando de interrogarse a sí mismo, de hacer un acto de introspección y decirle al mundo como lo ve uno mismo: Canalizar tu dolor. Esto es lo que ocurría con María Blanchard: Nacida con una discapacidad física, cifoscoliosis. Su familia la anima a viajar a Madrid para estudiar con un pintor, sola al principio, pero enseguida la familia se traslada con ella. A partir de ahí, y no sin esfuerzo y dificultades, va llegando el éxito, hasta el punto de instalarse en París. Su familia y su tesón fueron la base del éxito. Su arte es luminoso y colorista, reflejo de su amor por la belleza, y lo más importante: remontó sobre sí misma y fue capaz de volar.
No es el único ejemplo. Se me viene a la memoria Henri Toulouse Lautrec: Nacido con una enfermedad que provocaba estatura baja, fragilidad esquelética etc… (Picnodisostosis). Desde muy niño dibujaba sin parar: Dibujos de caballos, de familiares… Un amigo de su padre y un tío suyo le encaminan por ese mundo del arte, y cuando se instala en París empieza su intensa carrera: Carteles, cuadros…Familia y tesón fueron la base de su éxito.
La discapacidad no es algo bonito, no es algo romántico, no es una broma. Pero puede ser un aliciente para ahondar en nosotros mismos, para sacar la CAPACIDAD que todos tenemos y aportar un punto de vista que muchas veces no nos atrevemos a dar. Todo el mundo lleva dentro no una, sino múltiples capacidades: Será difícil, fracasarás mil veces, pero lo lograrás. Si Toulouse Lautrec, enfadado y triste, hubiera guardado los pinceles, nos hubiéramos quedado sin su precioso arte. Lo importante es no pensar: “Es que yo, pobre…” Porque si tienes una idea, es necesario que alguien la sepa. Puede que no llegues a ser María Blanchard o Toulouse Lautrec, pero no hace falta: Ya hubo uno: Sé tú mismo/a.