En Amica hemos seguido con atención la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27), también conocida como Cumbre del Clima, que se ha desarrollado en la ciudad de Sharm El Sheij (Egipto) durante las últimas semanas y que finaliza hoy viernes.
Cientos de líderes mundiales han tomado parte en este encuentro mundial en el que se ha debatido sobre decenas de temas relacionados con la salud de nuestra casa común, del planeta, sobre la sostenibilidad de las acciones que llevamos a cabo; y todo ello con el Acuerdo de París de 2015 como base.
Este tratado internacional es jurídicamente vinculante. Fue adoptado por 196 partes en la COP21 en París el 12 de diciembre de 2015 y entró en vigor el 4 de noviembre de 2016. Su objetivo es limitar el calentamiento mundial a 1,5 grados en comparación con los niveles preindustriales.
Para ello es clave reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU, las emisiones de CO2 deben reducirse en un 45% para el año 2030, en comparación con los niveles de 2010, para cumplir el objetivo central del Acuerdo de París.
Respecto a esto, un informe publicado por ONU Cambio Climático semanas antes de la COP27 muestra que, aunque los países están doblando la curva de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero hacia abajo, los esfuerzos siguen siendo insuficientes para limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5 grados centígrados para finales de siglo. Desde la COP26 de Glasgow, sólo 24 de 194 países han presentado planes nacionales más estrictos.
Estamos, por tanto, ante un momento clave en el que todas las personas podemos aportar algo y debemos comprometernos a tomar medidas al nivel que nos corresponda. Hay múltiples formas de colaborar con la mejora de la salud de nuestro planeta y con el freno al cambio climático, que influye, sin duda, en nuestra salud y en el desarrollo de nuestras vidas.
Entre las medidas más accesibles encontramos la separación y el depósito de residuos en sus contenedores correspondientes para su correcta gestión y posterior reciclaje. Es un pequeño gesto que ahorra recursos al planeta, colabora con el aumento de la sostenibilidad y la reducción de la producción intensiva de materiales y que, además, ahorra recursos a las administraciones, es decir, a toda la ciudadanía.
También podemos colaborar en acciones de voluntariado de limpieza de entornos naturales. Hace tan solo unas semanas, en Amica compartimos una jornada de limpieza de la playa de Valdearenas (Liencres) junto a Nacho Dean y La España Azul.
En el 20 aniversario del hundimiento del petrolero Prestige en Galicia, recordamos esta semana en el programa Vive Cantabria, de RNE, nuestra participación en las labores de limpieza y retirada de chapapote en las playas cántabras, cuando este llegó a nuestras costas.
Desde Amica participamos también en proyectos europeos, como el recién finalizado LIFE Stop Cortaderia, de eliminación y erradicación del plumero de La Pampa o el Steps for life, en el que cuidamos y hacemos más accesibles espacios naturales como el Camino Lebaniego.
Somos, en fin, potenciales agentes del cambio. En nuestras manos el camino que tomamos. Una línea que nos afecta a todas las personas, porque nuestras acciones, para mal o para bien, influyen en la vida de todos nuestros semejantes, del conjunto de la sociedad. Apostemos por el cambio, como venimos haciendo desde Amica, en este y en otros ámbitos, desde 1984. Es el momento.
Imagen: UN Climate Change