- COCEMFE ha presentado este miércoles el estudio ‘Impactos de la COVID-19 en centros residenciales de COCEMFE’
- El estudio detalla también que el 89,7% de las personas con discapacidad que vivían en centros sufrieron discriminación y vieron sus derechos vulnerados
- Además, el 64,10% del personal técnico de estos centros vivió miedo, estrés y ansiedad durante el primer momento de la pandemia y el 59% se enfrentó a escasez de material de protección (EPIs)
El 97,4% de las personas con discapacidad que vivieron en residencias durante la pandemia de la COVID-19 aseguran haber tenido angustia o ansiedad por esta enfermedad, según señala el estudio ‘Impactos de la COVID-19 en centros residenciales de COCEMFE’ que se ha presentado este miércoles en un evento online que se puede volver a ver a través de este enlace.
Este estudio, elaborado por la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (COCEMFE) a través de entrevistas, grupos de discusión y cuestionarios que conformaron una muestra de cinco centros residenciales ubicados en diferentes comunidades autónomas. ha contado para su presentación con la participación de la directora de COCEMFE, Elena Antelo; la investigadora del Área de Cohesión Social y Coordinación Sociosanitaria de COCEMFE, María Georgina Granero, y la supervisora de la residencia de FAAM en Almería, Bárbara Trujillo; y ha sido moderado por el responsable del Área de Comunicación e Incidencia Social de COCEMFE, Enrique Moreta.
Según los datos percibidos por las personas que proporcionan atención directa y corroborados por las entrevistas y testimonios a personas usuarias, el 97,4% de las personas que viven en estos centros han experimentado un empeoramiento de su salud física, un 89,7% tuvieron que hacer frente a restricciones en el acceso a los servicios sanitarios y ese mismo porcentaje declaró haber sufrido discriminación y ver sus derechos vulnerados. Además, la totalidad de las personas con discapacidad de los centros declaró que le ha afectado en alguna medida los cambios en la normativa y las medidas y el 92,1% vio afectada su capacidad de autodeterminación.
En relación al personal de los centros residenciales, el sentimiento mayoritario durante la primera ola fue de miedo y preocupación, mientras que en la segunda mitad de 2020 destacaron el agotamiento y el cansancio y en 2021 alivio y tranquilidad.
En detalle, el 64,10% de las personas trabajadoras vivió miedo, estrés y ansiedad durante el primer momento de la pandemia, el 59% se enfrentó a escasez de material de protección (EPIs) y de pruebas diagnósticas y el 43,6% tuvo sobrecarga laboral.
Por otra parte, el 92,9% de las personas que trabajaban en centros residenciales declaró haberse esforzado para que no se notará su preocupación y en poner buena cara al entrar al centro y el 97,6% sintió que su trabajo fue esencial para ‘salir adelante’.
Además, el 100% de los y las profesionales consideran que el equipo de trabajo ha salido fortalecido de esta experiencia y el 90,2% asegura que les resultó difícil mantener el ritmo y la cobertura de los servicios.
“Con estas iniciativas de formación, de estudios, de investigación y de gestión del conocimiento sobre situaciones que hemos vivido estamos contribuyendo a que se mejoren los servicios dirigidos a las personas con discapacidad”, ha señalado Antelo, quien ha hecho hincapié en que “con la generación de conocimiento lo que hacemos es mejorar las condiciones y la calidad de vida de las personas con discapacidad”.
Asimismo, Antelo ha recordado que “después de la pandemia y los impactos que ha tenido la COVID-19, estamos ahora teniendo un debate social muy importante sobre los modelos de atención en centros residenciales” y en este sentido espera que nuestro país “sea capaz de construir un modelo de atención a las personas que sea respetuoso con la dignidad de las personas que atienda a las personas de forma individualizada y con recursos económicos suficientes para respetar los derechos y a la autodeterminación de de las personas y que puedan decidir libremente el sitio en el que vivir y en qué manera”.
Por su parte, Granero ha incidido en que “si la pandemia desnudó y profundizó las carencias y los retos estructurales del modelo residencial en España en general, también evidenció la necesidad de fortalecer los resortes fundamentales y elementos facilitadores del modelo centrado en la persona y abierto a la comunidad por el que apuesta COCEMFE”.
A su vez, ha argumentado que los centros participantes tuvieron “una situación diferente respecto del panorama más crudo de cifras y realidades que hemos conocido en los ‘grandes centros’ de más de 100 plazas, que muy probablemente estuvo asociada a dos elementos centrales: el tamaño mucho menor de estos centros, con una media de 30 a 40 plazas y algunos de hasta 15 plazas, y el enfoque orientado a la autonomía y a la persona que facilitó la generación de estrategias y prácticas efectivas para la contención del virus”.
Finalmente, Trujillo ha puesto en valor “el papel fundamental realizado a nivel directivo, por mis compañeros y sobre todo las personas usuarias, que lo han hecho tan bien” y sobre la experiencia de confinamiento durante 45 días ha incidido en que “fue una experiencia intensa, porque dejábamos nuestras vidas, nuestras familias, pero lo hicimos con muchas ganas y compromiso, queríamos estar allí”.
Fuente: Cocemfe