El sonido de las máquinas de coser no cesa en la planta de confección de Amica, en Torrelavega. Puntada tras puntada, sus trabajadores sacan adelante cada vez más batas de protección para hacer frente al coronavirus. Una, otra y otra más. Saben que ellos son una pieza más del engranaje y que su labor es fundamental para que el personal sanitario de Cantabria pueda estar cada día en primera línea, luchando contra el Covid-19. También elaboran mascarillas y los uniformes habituales del Servicio Cántabro de Salud (SCS), pero desde que se decretó el estado de alarma y las cifras de contagiados comenzaron a subir, su producción se ha enfocado en estas prendas aislantes, más seguras para los sanitarios.
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